Este modelo de sociedad ha arrastrado a nuestros jóvenes mar a dentro hacia un mar de dudas donde la apariencia y gustar importa más que ser uno mismo, como si fuéramos productos, donde nos usamos y tiramos como refrescos y sobre todo, nos oxidamos más rápido, es curioso que el hombre de hojalata ansiara un corazón que hoy muchos desechan sin más.