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  • ¿Qué puedo aprender de… Eran Amir?

    16 agosto, 2018

    Hoy os hablaremos de un director que, como los magos y nuestro querido Méliès, es experto en la manipulación de la percepción de los espectadores y las espectadoras. Se trata del vídeo artista israelí Eran Amir.

    Amir ha desarrollado una trilogía de vídeos llamados “in-camera series” que juegan a la confusión a partir de la deconstrucción de algunas técnicas audiovisuales muy frecuentes, a las que da la vuelta para generar ilusiones ópticas fascinantes.

    Observad atentamente el primer vídeo:

    La temporalidad del vídeo nos hace creer que ha sido rodado a cámara lenta ¡Pero en realidad está grabado a una velocidad normal! El actor y todos los elementos que aparecen en el vídeo se mueven de forma ralentizada y crean esta ilusión.

    En este segundo vídeo tampoco nada es lo que parece:

    Amir juega con los colores de una forma ingeniosa y nos hace creer que la imagen es en blanco y negro. A medida que avanza la acción descubriremos el truco real: todos los elementos que forman el plano han sido alterados, sustituidos o pintados con tonos grisáceos (él mismo, por ejemplo) para engañarnos.

    Finalmente, nos presenta el vídeo siguiente:

    En este caso las acciones del personaje protagonista parece que estén reproducidas mediante la técnica de la cámara atrás. No obstante, tal y como muestra este making of del rodaje, la actuación y el movimiento de los elementos del plano han sido realizados totalmente a la inversa para generar ese efecto ¿Como creéis que han podido falsearlo? ¡El making of os ayudará a desvelar los trucos que se esconden detrás de esta puesta en escena minuciosamente cuidada hasta el último detalle!

    Si entráis en su página web (www.eran-amir.com) y buscáis entre sus creaciones también podréis encontrar otros vídeos y videoclips espectaculares que se aproximan a otras técnicas cinematográficas, como el stop motion, en los que Amir nos engaña a través del montaje y explora la realidad virtual.

    Eran Amir nos demuestra que si conocemos en profundidad el lenguaje cinematográfico podemos utilizarlo en nuestro favor para realizar efectos sorprendentes e ingeniosos.

    Y es que en el cine ocurre a menudo como en los espectáculos de magia: ¡nada es lo que parece!

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