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  • Alice Guy: una pionera olvidada

    7 junio, 2018

    Alice Guy Blanché (Saint-Mandé, Francia, 1873 – Wayne, Nueva Jersey, EE.UU., 1968) es una de las grandes pioneras del cine y es considerada la autora de una de las primeras películas narrativas de la historia: La Fée aux choux (El hada de los repollos, 1896).

    Fue una cineasta prolífica de la industria cinematográfica que, al parecer, dirigió, produjo o supervisó más de 600 películas. A pesar de ello, es una gran desconocida dentro de la historia del cine: “Mi juventud, la falta de experiencia, mi sexo, todo conspiraba en mi contra”, afirmaba.

    Alice Guy cuenta en sus memorias (The Memoirs of Alice Guy Blanché) que quedó impresionada por las posibilidades narrativas y creativas que ofrecía el cinematógrafo tras asistir a una proyección privada de los hermanos Lumière en 1895. Según relata, acompañó a León Gaumont, su jefe y director de la compañía de fabricación de aparatos fotográficos Gaumont (que, posteriormente, se convertiría en la primera compañía cinematográfica de la historia), a quién propuso tímidamente y convenció para rodar películas que incorporasen pequeñas escenas aprovechando el nuevo invento, ya que él solo veía el potencial tecnológico del aparato y no el creativo. Finalmente, le dio permiso siempre que no interfiriese en su trabajo, de modo que la directora francesa inició su carrera rodando las películas en sus ratos libres.

    Las películas de Alice Guy, influenciadas por sus conocimientos amateurs de ficción teatral, relataban historias de todos los géneros: cuentos de hadas, comedias, películas fantásticas, románticas, policíacas, parábolas religiosas, temas mitológicos, westerns, cuadros que cobraban vida…

    Con el tiempo también se le ha atribuido una de las primeras superproducciones del cine: La naissance, la vie et la mort du Christ (El nacimiento, la vida y la muerte de Cristo, 1906), una película de larga duración con más de 300 extras y una veintena de decorados que es una de las obras más apreciadas de su trayectoria cinematográfica.

    Además de experimentar con la temática y el contenido de sus películas, las investigaciones han concluido que fue pionera en la revolución tecnológica del medio, con todo tipo de experimentaciones. Guy coloreaba películas, por ejemplo Le départ d’Arlequin et de Pierrette (La marcha de Arlequín y Pierrot, 1900);  también incorporaba trucajes como la sobreimpresión o la doble exposición y la cámara atrás; incluso inventó un sistema para poner sonido a sus películas, que eran conocidas como “fono-escenas”: con la ayuda de un gramófono, grababa el sonido y la imagen de forma simultánea. El resultado eran piezas musicales que incorporaban canciones y que podemos considerar como el antecedente de los videoclips actuales. Aunque el invento tenía potencial, era poco viable tecnológicamente y no prosperó.

    Podríamos destacar infinidad de cosas de la carrera de Alice Guy en el cine. Cuidaba minuciosamente todos los detalles en sus películas: elaboraba escenografías complejas, se ocupaba del vestuario, del maquillaje y de todos los elementos que aparecían en el plano, como la iluminación, el tratamiento de las sombras e, incluso, innovó incorporando el primer plano, que usó por primera vez en el film Madame a des envies (La señora tiene antojos, 1906), que curiosamente protagonizó ella misma.

    Hablar de Alice Guy es hablar también de comedia. Algunos de sus films incorporaban un tono irónico insólito en la época, como ocurre en Les résultats du féminisme (Los resultados del feminismo, 1906), película en la que invirtió los roles de los hombres y las mujeres. Guy sentó las bases de una comicidad con la que ilustraba su punto de vista irónico sobre la sociedad moderna de su tiempo y que prefiguraba el cine cómico y burlesco que triunfaría al cabo de unos años.

    A pesar de los múltiples éxitos de Alice Guy, parece que la carrera de esta cineasta tuvo un final desafortunado. Ella misma cuenta que en 1910 emigró a los Estados Unidos, donde fundó su propia productora: la Solax Company (en realidad, algunos historiadores consideran a Guy la primera productora de la historia del cine). Durante esa etapa compitió con las grandes productoras americanas, fundó otra productora, Le Film Supply Co., y constituyó dos estudios cinematográficos y una compañía de actores que finalmente tuvo que cerrar. También cuenta que abandonó el mundo del cine y que estuvo inactiva durante una temporada para dedicarse a su familia, y que no pudo reincorporarse a la industria cuando lo intentó de nuevo. Finalmente, tras divorciarse trató de regresar a Francia, pero tanto el público como la industria de su país habían olvidado su trayectoria como profesional y pionera del cine.

    Con los años, y gracias a la intervención y la reivindicación de algunos colectivos, el papel de Alice Guy en la industria cinematográfica está siendo reconstituido aunque, desafortunadamente, todavía existen muchas dudas sobre su carrera y se sospecha que muchos de sus films se atribuyeron a otros cineastas o se perdieron.

    Os dejamos una pequeña selección de películas de la directora francesa que sí han perdurado en el tiempo para que disfrutéis de su cine y halléis inspiración para vuestros cortometrajes del Participa Méliès. Fijaos en que Alice Guy cuidaba todos los detalles para explotar al máximo las posibilidades narrativas y técnicas del cine de su época. Muy a menudo, partiendo de escenas más bien cotidianas y con pocos recursos ¡conseguía historias entrañables y divertidas que encantaban al público!

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