Cuando hablamos de cine, rápidamente nos viene a la cabeza la imagen trepidante de un rodaje con todo el equipo repartido por el set desarrollando sus tareas a contrarreloj. Pero el cine va mucho más allá de esa fase. Existe todo un proceso tan bonito y creativo como desconocido para muchos, llamado postproducción.
La postproducción es la fase posterior al rodaje, en la que construimos nuestra película a partir de todo lo que hemos rodado. Es el momento de la edición de la película a través del montaje de imágenes y sonido. Este proceso, que antes se hacía manualmente, requiere hoy disponer de un programa de edición digital que se adapte a nuestras necesidades.
Dado que tenemos al alcance una gran cantidad de programas de edición, pero no siempre es fácil escoger el más adecuado para nosotros, os ofrecemos una pequeña guía de programas gratuitos.
Como indica su nombre, Windows Movie Maker es para usuarios del sistema Windows, mientras que iMovie es de uso exclusivo para Mac. Son los programas más conocidos y de los más usados para realizar montajes sencillos.
Ambos permiten montar vídeos de forma muy intuitiva, arrastrando clips y cortándolos fácilmente. Es cuestión de ordenar los planos de vuestro corto en la línea de tiempo y de reproducir la secuencia tantas veces como queráis para previsualizar el resultado.
Incorporad audio, música y efectos arrastrándolos al punto concreto del montaje que prefiráis y configurad su duración, volumen o intensidad con pocos clics.
iMovie tiene el plus de que ofrece un banco de sonidos y de música de dominio público que podéis incorporar a cualquiera de vuestros montajes. En el caso de Movie Maker deberéis grabar vuestros propios efectos e importar vuestra música, lo que dará a vuestros montajes un toque más personal y único.
¡ATENCIÓN! ¡Todas las imágenes, las músicas y los sonidos que utilicéis —y que no hayáis producido vosotros mismos— tienen autoría!
Si ninguno de estos dos programas acaban de convencerte, una alternativa puede ser utilizar un editor de vídeo online, como Clipchamp. El hecho de que sea online nos da la ventaja de poder acceder a él desde cualquier sistema operativo. Es un editor bastante simple e intuitivo y, además, la web incluye otras herramientas muy útiles como plantillas, grabación de pantalla o una librería de stock.
Otra opción, tanto para Windows como para Mac, es HitFilm. Este programa, sin dejar de ser intuitivo y fácil de navegar, permite realizar ediciones de nivel más avanzado, como añadir efectos especiales a nuestras creaciones. De manera similar, CapCut (disponible online y para mac) también incluye efectos, stickers, títulos y transiciones de lo más divertidas que podréis añadir con mucha facilidad.
Similar a estos programas pero con algunas opciones más avanzadas, Wondershare (disponible para Mac) y PowerDirector 365 (disponible para Mac y Windows) son perfectos para aquellos que quieran hacer virguerías con sus vídeos. Estos dos programas incluyen rastreo de movimiento, chroma key, pantalla dividida y diseñador de máscaras, entre otros.
En la línea de los programas mencionados hasta ahora pero con un toque más profesional y también más complicado, ShotCut es un programa de código abierto, compatible con una gran variedad de formatos y disponible tanto para Mac como Windows y Linux. Incluye muchas opciones de edición que hacen la interfaz menos intuitiva, pero crean un puente entre los programas para principiantes y los más profesionales.
Tanto si sois de Windows como de Mac o Linux podéis usar otros programas gratuitos que ofrecen más funciones para la edición y el retoque de vuestras creaciones, por ejemplo la edición de varias pistas de vídeo y de audio a la vez.
Por un lado, podéis probar la versión gratuita del Lightworks, uno de los programas más utilizados para la edición de películas profesionales, que tiene un diseño intuitivo y claro y muchas funcionalidades.
Por otro lado, Davinci Resolve es un magnífico programa de edición que os permitirá profundizar en otros aspectos importantes de la “postpo” porque ofrece muchas herramientas para la corrección de color y el etalonaje de las imágenes.
A medida que vayamos añadiendo elementos (efectos, sonido, música, títulos…) vemos que nuestro cortometraje va tomando forma. ¡No os olvidéis de incluir los créditos finales de la película para exhibirla delante del público!